La Palabra se hizo carne...para habitar en nosotros
"En aquel lecho nupcial, es decir, en el seno de la Virgen, la naturaleza divina unió a sí la naturaleza humana; en él se hizo carne por nosotros la Palabra para habitar en medio de nosotros naciendo de una madre y para prepararnos nuestra morada, precediéndonos en el camino hacia el Pare. Celebremos, pues, con gozo y solemnidad este día y llenos de fe deseemos el día eterno, que, siendo eterno, nació en el tiempo para nosotros" SAN AGUSTIN. Sermón 195, 3
“Queridos hijos, también hoy os traigo entre mis brazos a mi Hijo Jesús para que Él os dé su Paz. Orad hijitos y testimoniad para que en cada corazón prevalezca, no la paz humana sino la paz divina que nadie puede destruir. Esa es la paz del corazón que Dios da a aquellos que ama. Todos vosotros por medio del bautismo sois llamados y amados de manera especial, por eso testimoniad y orad para que seáis mis manos extendidas en este mundo que anhela a Dios y la paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” Mensaje mensual de la Virgen en Medjugorje el 25 de Diciembre de 2011
“Queridos hijos, hoy de manera especial, deseo conduciros y estregaros a mi Hijo. Hijitos, abrid vuestros corazones y permitid a Jesús que nazca en vosotros, porque solamente así, hijitos, vosotros mismos podréis experimentar su nuevo nacimiento y, con Jesús en vuestros corazones, emprender el camino de la salvación. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” Mensaje anual de la Virgen a Jakov Colo en Medjugorje, el 25 de Diciembre de 2011
"Puesto que la Palabra de Dios que permanece por siempre se hizo carne para habitar en medio de nosotros, dada la forma de Dios, oculta, pero estable, le ponemos por nombre Emmanuel, como lo anunció Gabriel. Permaneciendo en su ser, Dios se hizo hombre, para que justamente se llame al hijo del hombre Dios con nosotros; no es Dios uno y hombre otro. Regocíjese, pues, el mundo en las personas de los creyentes, por cuya salvación vino el salvador del mundo. El creador de María nació de María; es hijo de David el señor de David; del linaje de Abrahán quien existe antes que Abrahán. El creador de la tierra fue hecho en la tierra; el creador del cielo fue creado bajo el cielo. Él es el día que hizo el Señor, y el Señor mismo es el día de nuestro corazón. Caminemos en su luz, exultemos y gocémonos en Él" SAN AGUSTIN. Sermón 187, 4
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Lo más grande en lo más pequeño
Dios es así. Lo más grande en lo más pequeño. El Creador del Cielo y de la Tierra cabe dentro del pesebre de un establo. Él lo ha querido así. Él ha querido mostrarse así a nosotros, para que lo acojamos. Esta es su pedagogía con nosotros. Si quepo en un pesebre de una pequeña aldea de Judea, también quepo dentro de tí.
Él ha escogido la pequeñez y la pobreza para manifestarse. Ahí está Él. Sólo ahí cabe Él. En lo más pequeño. No precisamente en los grandes palacios o en las grandes pretensiones humanas. Sino en los actos cotidianos más sencillos, más desapercibidos. Alguien te ha doblado la ropa con esmero. Ahí estaba Él. Alguien, quizá un desconocido, te sonrió, y te devolvió la alegría. Ahí estaba Él. Te sientes despreciado por otro, no te sientes considerado por nadie. Ahí está Él, dentro de tí, para decirte: estoy dentro de tí, quepo dentro de tí, como este niño dentro del pesebre. Estoy dentro de tí para que sepas que a Mi sí me importas. Yo te quiero y con mi amor fiel y eterno tienes bastante. Un día nos veremos cara a cara en el cielo y te recogeré con mis brazos para que descanses para siempre en mi regazo.
Así es Dios. Siempre en lo pequeño. Siempre en lo escondido, en lo desapercibido. Siempre en lo poco. Siempre en el silencio. Él es la humildad. Él es el Amor.
Esta es la gran noticia de la Navidad. Dios con nosotros. Dios ha bajado a la humanidad para quedarse con nosotros, quedarse en nosotros
Dios no se ha olvidado de nosotros. Él se ha hecho uno más como nosotros para saber lo que sentiste cuando pasaste estrecheces, cuando estuviste enfermo, te quedaste sin trabajo o te sentiste solo. Esta es la gran noticia de la Navidad. Ya no estás solo. El ha venido en Navidad para quedarse con nosotros. A estar contigo el resto de tu vida. A llevarte al cielo con Él.
Un solo segundo de abandono...y Dios aparece
"Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis" (Mc 11, 24b)
Dios solamente necesita un segundo de plena confianza en Él para entrar de lleno en nuestra vida. Dios aparece claramente en nuestra vida cuando nos abandonamos totalmente a Su providencia. Totalmente significa sin la más mínima duda de que Él nos dará lo que necesitamos. Dios interviene clara y directamente en la historia de Sus hijos cuando éstos han eliminado todas sus dudas sobre Su poder y Su fidelidad con nosotros. Tan solo hace falta un segundo de vivencia de abandono en Él. En ese preciso instante, Dios irrumpe con fuerza en nuestra vida y llega aquello que esperamos. Él solo necesita de un solo segundo. Es poco, ciertamente, pero para Él significa mucho: durante un solo segundo Él puede reinar totalmente en nuestra vida. Con nuestra fe y abandono le hemos abierto totalmente las puertas de nuestra existencia para que Él nos colme con su voluntad. Y Él lo hace, porque es lo que quiere hacer: colmarnos, satisfacernos, realizarnos totalmente en Él y crear en nuestro corazón una nueva Alianza de su Amor y su Providencia. Pero Él necesita de nuestro permiso total. Si Él ve que tenemos una mínima duda, no entra en nuestra historia, porque para Él es mucho más importante nuestro consentimiento y nuestra libertad. Y es que Dios entiende que la más minima duda nuestra es un rescoldo de nuestra voluntad de hacer nuestra vida, de que aún tenemos que resolvernos nuestros problemas porque, en el fondo, creemos que Dios no nos escucha.
Por tanto, si le pedimos y no vemos respuesta es que seguimos teniendo un problema: pedimos sin fe. Ya lo advertía Jesús: necesitamos rezar con absoluta convicción de que lo que pedimos Él ya nos lo ha dado:
"Yo os aseguro: si tenéis fe y no vaciláis, no solo haréis lo de la higuera, sino que si aún decís a este monte: Quítate y arrójate al mar, así se hará. Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis" Mt 21, 21-22
También nos habla de ello la Epístola de Santiago. En este caso, porque nuestra petición es totalmente interesada:
"No tenéis porque no pedís. Pedís y no recibís porque pedís mal, con intención de gastarlo en vuestras pasiones" St 4, 2b-3
El padre Jacques Philippe lo explica mucho mejor que yo:
"Sólo experimentaremos el apoyo de Dios si le dejamos el espacio necesario para que pueda manifestarse. Me gustaría hacer una comparación: mientras el paracaidista no salte al vacío, no podrá comprobar que le sostienen las cuerdas, pues el paracaídas aún no ha tenido la posibilidad de abrirse. Es preciso saltar primero, y sólo entonces se sentirá sostenido. En la vida espiritual ocurre lo mismo: Dios nos da en la medida en que esperamos de Él, dice San Juan de la Cruz. Y San Francisco de Sales: la medida de la Providencia Divina es la confianza que tenemos en ella. Ahí radica el auténtico problema: muchos no creen en la Providencia porque nunca la han experimentado, pero no la han experimentado porque nunca han dado el salto en el vacío, el salto de la fe, y no le dejan la posibilidad de intervenir: lo calculan todo, lo prevén todo, tratan de resolverlo todo por sus propios medios en lugar de contra con Dios. " JACQUES PHILIPPE. La paz interior. Ediciones Rialp (2010) Colección Patmos
El padre Jacques Philippe lo explica mucho mejor que yo:
"Sólo experimentaremos el apoyo de Dios si le dejamos el espacio necesario para que pueda manifestarse. Me gustaría hacer una comparación: mientras el paracaidista no salte al vacío, no podrá comprobar que le sostienen las cuerdas, pues el paracaídas aún no ha tenido la posibilidad de abrirse. Es preciso saltar primero, y sólo entonces se sentirá sostenido. En la vida espiritual ocurre lo mismo: Dios nos da en la medida en que esperamos de Él, dice San Juan de la Cruz. Y San Francisco de Sales: la medida de la Providencia Divina es la confianza que tenemos en ella. Ahí radica el auténtico problema: muchos no creen en la Providencia porque nunca la han experimentado, pero no la han experimentado porque nunca han dado el salto en el vacío, el salto de la fe, y no le dejan la posibilidad de intervenir: lo calculan todo, lo prevén todo, tratan de resolverlo todo por sus propios medios en lugar de contra con Dios. " JACQUES PHILIPPE. La paz interior. Ediciones Rialp (2010) Colección Patmos
La puerta estrecha
Hay veces en nuestra vida que determinados acontecimientos traumáticos aparecen bruscamente y los sentimos como un muro que se nos planta ante nuestras narices. A un milímetro de nuestro rostro. En un segundo, la vida se pone ante nosotros como un auténtico jaque a nuestro equilibrio emocional. Todo da vueltas a nuestro alrededor y sentimos un vértigo existencial, como si de repente hubieramos perdido nuestro lugar en el mundo. Todo queda fuera de nosotros. No puede ser. No puede ser que esta realidad que vivo ahora esté sucediendo. ¿Estoy soñando? No, es la cruda realidad. Es la dura, durísima realidad que me acompañará a partir de ahora y con la que me encontraré cada mañana cuando me despierte. A alguien de nuestra familia, o a nosotros mismos, le detectan un cáncer maligno que urgentemente hay que extirpar; alguien muy querido por nosotros ha padecido un accidente y se debate entre la vida y la muerte en la UCI de un hospital; la persona que te quiere te ha abandonado sin decirte ni una palabra...
Recientemente he vivido una situación como éstas, aunque el caso es diferente a los ejemplos que he citado. Cuando le expliqué mi experiencia a un sacerdote amigo mío, me dió la Palabra que yo necesitaba:
"Todas estas situaciones dramáticas que aparecen en nuestra vida van siempre acompañadas por una puerta pequeña y estrecha, en un lateral, que Dios ha puesto para que podamos entrar por ella. Es la puerta de la humildad" Es la salida pequeñita que nos obliga a agacharnos, a hacernos humildes y pequeños ante los acontecimientos, a reconocer que no controlamos nuestra vida, que todo está en manos de Dios y nosotros sólo podemos dejar que Él lleve nuestra existencia. Así, y sólo así, creceremos espiritualmente y no moriremos en ese sufrimiento. Habremos crecido de la mano de Dios, que permitió ese acontecimiento para salvarnos, para hacernos pequeños.
"Todas estas situaciones dramáticas que aparecen en nuestra vida van siempre acompañadas por una puerta pequeña y estrecha, en un lateral, que Dios ha puesto para que podamos entrar por ella. Es la puerta de la humildad" Es la salida pequeñita que nos obliga a agacharnos, a hacernos humildes y pequeños ante los acontecimientos, a reconocer que no controlamos nuestra vida, que todo está en manos de Dios y nosotros sólo podemos dejar que Él lleve nuestra existencia. Así, y sólo así, creceremos espiritualmente y no moriremos en ese sufrimiento. Habremos crecido de la mano de Dios, que permitió ese acontecimiento para salvarnos, para hacernos pequeños.
"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran" Mt 7, 13-14
Meditando sobre estas cuestiones he recordado que el padre Ignacio Larrañaga tiene una catequesis sobre ello.
Entrada relacionada en el blog:
Sumérgete en la ola" Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto" Jn 10, 9
Segundo aniversario de La Luz y la Vida
LA LUZ Y LA VIDA cumple 2 años
Este 14 de Diciembre de 2011 el blog cumple su segundo año de existencia. Nació con un primer post, La Luz seguido de un segundo, La vida por dentro, la belleza de la Creación. Los dos son un buen resumen del espíritu que me animó a hablar de la Luz de Cristo y de la Belleza de la Vida y que me sigue animando a escribir y colgar todo aquello bueno que he encontrado, que me ha servido personalmente y que quiero compartir.
Un litro de luz. La ciencia al servicio de los pobres
"La bombilla ecológica hecha con una simple botella de plástico repleta de agua y lejía, ilumina colgada del techo de los hogares de los filipinos sin acceso a la luz artificial o poder adquisitivo para pagar por ese servicio.
"Este método permite que los rayos del sol atraviesen la botella. Entonces, la refracción de la luz al entrar en contacto con el líquido ilumina toda la casa", explica a Efe el empresario Illac Diaz, impulsor de la iniciativa "Isang Litrong Liwanag" (Un litro de luz, en tagalo) promovida por la fundación "My shelter".
La iniciativa, que ya ha supuesto alumbrado casi gratuito para unas 25.000 moradas de las barriadas más pobres, partió de una idea desarrollada por el Instituto Tecnológico de Massachussets, de Estados Unidos.
"Queríamos algo que se pudiera hacer con materiales disponibles para todo el mundo y con herramientas sencillas", apunta Díaz.
Los voluntarios del programa "Un litro de luz", ayudados por el Ejército durante jornadas benéficas especiales, fijan la botella a una lámina de fibra de vidrio con un orificio en medio y la llenan parcialmente con agua purificada -que permite una mayor claridad- y tres cucharadas de lejía para evitar la formación de moho u otras formas de vida en al menos cinco años.
Después sellan la botella herméticamente, agujerean el tejado de la chabola con un taladro y colocan el artilugio.
El morro de la botella queda en el exterior, como una chimenea diminuta, y capta la luz solar, que se expande en el líquido y refulge de manera parecida a una bombilla convencional de bajo consumo. Este ingenio da luz gratuita durante el día en las chabolas, por lo general apiñadas las unas con las otras y en las que disponer de una sola ventana es casi una quimera.
Aunque el artilugio no funciona por la noche, Díaz sostiene que "algunas personas que viven cerca de una farola también tienen luz después de la puesta de sol".
"No pensaba que una botella pudiera darnos luz, esto nos va a permitir ahorrar muchos pesos en electricidad", dice Lita, una mujer de 42 años que contempla incrédula cómo brillan los dos "bulbos de luz" que acaban de instalar en el techo de su chabola.
Filipinas, un país donde alrededor de un tercio de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, es el segundo país de Asia con la tarifa eléctrica más alta, sólo por detrás de Japón.
Filipinas, un país donde alrededor de un tercio de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, es el segundo país de Asia con la tarifa eléctrica más alta, sólo por detrás de Japón.
"La gente nos suele decir que todas las semanas tiran botellas a la basura y al mismo tiempo tienen que elegir entre vivir a oscuras o pagar más por la factura de la luz. Y la solución estaba todo el tiempo delante de ellos", comenta Díaz.
El coste aproximado del material -una botella, una lamina de zinc o fibra de vidrio, el agua purificada, la lejía y el aislante para fijar el ingenio- ronda un dólar (75 céntimos de euro) y hasta el momento, los materiales, ensamblaje y colocación de la bombilla han sido costeados con las donaciones.
El objetivo final es cortar la dependencia de la caridad y formar a pequeños emprendedores con conocimientos técnicos que instalen las bombillas de casa en casa a un precio módico para de esta forma combatir el desempleo entre los filipinos más pobres.
"Les hemos formado para ello porque es una buena manera de crear emprendedores y fomentar el empleo. Lo han empezado a hacer por su cuenta y por el trabajo de acoplar la botella al tejado e instalarla cobran unos 30 pesos (50 céntimos de euro o 70 céntimos de dólar). Uno de ellos ha fabricado cerca de 8.000, de modo que ha sacado un buen dinero", señala el principal promotor de la bombilla.
Tras colgarlas en más de 25.000 hogares de Manila desde que a finales de 2010 empezó el proyecto, el objetivo ahora es iluminar con esta bombilla 100.000 moradas antes de que concluya el año y alcanzar un millón al finalizar 2012.
En el futuro, los promotores perseguirán extender el uso de este ingenio por las comunidades más empobrecidas de Filipinas e incluso quieren traspasar su experiencia a grupos de ayuda social de otros países para que su empleo revierta en beneficio de la mayor cantidad de gente. "Si existe la hora de la Tierra en el que todo el mundo apaga la luz -declara Díaz- también debería existir la hora filipina, en la que en todo el mundo encendemos la luz de la gente pobre de manera ecológica. Sería una gran contribución para el mundo, la tecnología ecológica tiene que llegar a los más pobres". ERIC SAN JUAN Agencia EFE
Señor ¿qué debo hacer?
"Visitamos las aldeas de los neófitos, que pocos años antes habían recibido la iniciación cristiana. Esta tierra no es habitada por los portugueses, ya que es sumamente estéril y pobre, y los cristianos nativos, privados de sacerdotes, lo único que saben es que son cristianos. No hay nadie que celebre para ellos la misa, nadie que les enseñe el Credo, el Padrenuestro, el Avemaría o los mandamientos de la ley de Dios.
Por esto, desde que he llegado aquí, no me he dado momento de reposo: me he dedicado a recorrer las aldeas, a bautizar a los niños que no habían recibido aún este sacramento. De este modo, purifiqué a un número ingente de niños que, como suele decirse, no sabían distinguir su mano derecha de la izquierda. Los niños no me dejaban recitar el Oficio divino ni comer ni descansar, hasta que les enseñaba alguna oración; entonces comencé a darme cuenta de que de ellos es el reino de los cielos.
Por tanto, como no podía cristianamente negarme a tan piadosos deseos, comenzando por la profesión de fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, les enseñaba el Símbolo de los apóstoles y las oraciones del Padrenuestro y el Avemaria. Advertí en ellos gran disposición, de tal manera que, si hubiera quien los instruyese en la doctrina cristiana, sin duda llegarían a ser unos excelentes cristianos.
Por esto, desde que he llegado aquí, no me he dado momento de reposo: me he dedicado a recorrer las aldeas, a bautizar a los niños que no habían recibido aún este sacramento. De este modo, purifiqué a un número ingente de niños que, como suele decirse, no sabían distinguir su mano derecha de la izquierda. Los niños no me dejaban recitar el Oficio divino ni comer ni descansar, hasta que les enseñaba alguna oración; entonces comencé a darme cuenta de que de ellos es el reino de los cielos.
Por tanto, como no podía cristianamente negarme a tan piadosos deseos, comenzando por la profesión de fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, les enseñaba el Símbolo de los apóstoles y las oraciones del Padrenuestro y el Avemaria. Advertí en ellos gran disposición, de tal manera que, si hubiera quien los instruyese en la doctrina cristiana, sin duda llegarían a ser unos excelentes cristianos.
Muchos, en estos lugares, no son cristianos, simplemente porque no hay quien los haga tales. Muchas veces me vienen ganas de recorrer las universidades de Europa, principalmente la de París, y de ponerme a gritar por doquiera, como quien ha perdido el juicio, para impulsar a los que poseen más ciencia que caridad, con estas palabras: «¡Ay, cuántas almas, por vuestra desidia, quedan excluidas del cielo y se precipitan en el infierno!»
¡Ojalá pusieran en este asunto el mismo interés que ponen en sus estudios! Con ello podrían dar cuenta a Dios de su ciencia y de los talentos que les han confiado. Muchos de ellos, movidos por estas consideraciones y por la meditación de las cosas divinas, se ejercitarían en escuchar la voz divina que habla en ellos y, dejando de lado sus ambiciones y negocios humanos, se dedicarían por entero a la voluntad y al arbitrio de Dios, diciendo de corazón: «Señor, aquí me tienes; ¿qué quieres que haga? Envíame donde tú quieras, aunque sea hasta la India.» De las cartas de San Francisco Javier, presbítero, a San Ignacio (1542)
¡Ojalá pusieran en este asunto el mismo interés que ponen en sus estudios! Con ello podrían dar cuenta a Dios de su ciencia y de los talentos que les han confiado. Muchos de ellos, movidos por estas consideraciones y por la meditación de las cosas divinas, se ejercitarían en escuchar la voz divina que habla en ellos y, dejando de lado sus ambiciones y negocios humanos, se dedicarían por entero a la voluntad y al arbitrio de Dios, diciendo de corazón: «Señor, aquí me tienes; ¿qué quieres que haga? Envíame donde tú quieras, aunque sea hasta la India.» De las cartas de San Francisco Javier, presbítero, a San Ignacio (1542)
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Teresa de Calcuta. La llamada dentro de la llamada 1984
"Sacó de su bolsillo una moneda de veinticinco centavos. También en ella, en letras pequeñas, pero muy claras, aparecían las mismas frases y, en el reverso de la moneda, la cabeza del Gran Hermano.
Los ojos de éste le perseguían a uno hasta desde las monedas. Sí, en las monedas, en los sellos de correo, en pancartas, en las envolturas de los paquetes de los cigarrillos, en las portadas de los libros, en todas partes.
Siempre los ojos que os contemplaban y la voz que os envolvía. Despiertos o dormidos, trabajando o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la cama, no había escape. Nada era del individuo a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su cráneo.
Los ojos de éste le perseguían a uno hasta desde las monedas. Sí, en las monedas, en los sellos de correo, en pancartas, en las envolturas de los paquetes de los cigarrillos, en las portadas de los libros, en todas partes.
Siempre los ojos que os contemplaban y la voz que os envolvía. Despiertos o dormidos, trabajando o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la cama, no había escape. Nada era del individuo a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su cráneo.
El sol había seguido su curso y las mil ventanas del Ministerio de la Verdad, en las que ya no reverberaba la luz, parecían los tétricos huecos de una fortaleza. Winston sintió angustia ante aquella masa piramidal. Era demasiado fuerte para ser asaltada. Ni siquiera un millar de bombascohete podrían abatirla.
Volvió a preguntarse para quién escribía el Diario, para el pasado, para el futuro, para una época imaginaria? Frente a él no veía la muerte, sino algo peor- el aniquilamiento absoluto. El Diario quedaría reducido a cenizas y a él lo vaporizarían. Sólo la Policía del Pensamiento leería lo que él hubiera escrito antes de hacer que esas líneas desaparecieran incluso de la memoria. ¿Cómo iba usted a apelar a la posteridad cuando ni una sola huella suya, ni siquiera una palabra garrapateada en un papel iba a sobrevivir físicamente?
Volvió a preguntarse para quién escribía el Diario, para el pasado, para el futuro, para una época imaginaria? Frente a él no veía la muerte, sino algo peor- el aniquilamiento absoluto. El Diario quedaría reducido a cenizas y a él lo vaporizarían. Sólo la Policía del Pensamiento leería lo que él hubiera escrito antes de hacer que esas líneas desaparecieran incluso de la memoria. ¿Cómo iba usted a apelar a la posteridad cuando ni una sola huella suya, ni siquiera una palabra garrapateada en un papel iba a sobrevivir físicamente?
En la telepantalla sonaron las catorce. Winston tenía que marchar dentro de diez minutos. Debía reanudar el trabajo a las catorce y treinta. Qué curioso: las campanadas de la hora lo reanimaron.
Era como un fantasma solitario diciendo una verdad que nadie oiría nunca. De todos modos, mientras Winston pronunciara esa verdad, la continuidad no se rompería. La herencia humana no se continuaba porque uno se hiciera oír sino por el hecho de permanecer cuerdo. Volvió a la mesa, mojó en tinta su pluma y escribió:
Para el futuro o para el pasado, para la época en que se pueda pensar libremente, en que los hombres sean distintos unos de otros y no vivan solitarios... Para cuando la verdad exista y lo que se haya hecho no pueda ser deshecho: Desde esta época de uniformidad, de este tiempo de soledad, la Edad del Gran Hermano, la época del doblepensar... ¡muchas felicidades!" GEORGES ORWELL 1984
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