EL CIELO NOS HABLA EN MEDJUGORJE
"Yo he venido a llamar al mundo a la conversión por última vez" ( 2/05/1982)
"Queridos hijos: orad conmigo para que todos vosotros tengáis una vida nueva. En vuestros corazones, hijos míos, sabéis lo que hay que cambiar: regresad a Dios y a sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda cambiar vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu" Mensaje del 25 de mayo de 2020.

Peregrino en Medjugorje



He visitado el santuario de Medjugorje durante el Encuentro Internacional. Como en toda peregrinación, no he ido yo, sino que alguien me ha llamado y me ha llevado consigo. En este caso ha sido la Virgen, la Gospa (Señora), como le llaman los croatas. He ido conmigo (con mi realidad y mi ensimismamiento) y me he venido a casa con Ella. 

 Medjugorje es la Paz. Es la casa de Maria. Allí vive Maria. Lo notas nada más llegar. Sin ningún esfuerzo, sin notarlo, Ella te va hablando. 

- "¿Cómo?"- me dirás 
- "Pues a través del rosario"-te digo

Y es que desde el principio, el rosario está en todas partes en Medjugorje: lo rezas en la explanada, con miles de personas, varias veces al dia; lo ves en la mano de tantos peregrinos que lo llevan consigo, como un apéndice más de sus palmas; lo ves en las tiendas, lo oyes rezar a los grupos que suben al Pdbro, el monte de las apariciones. 

 Y, al cabo de un tiempo, el rosario se ha metido en tu vida. Ya no es la oración rutinaria que vivias antes de ir allí. Sin darte apenas cuenta, se ha convertido en otro lenguaje más en tu vida, pero en este caso se trata de un lenguaje sobrenatural. Es la manera, la via, para llegar a Maria. Mejor dicho, para que Ella llegue a ti. Porque si una cosa aprendes en Medjugorje es que Ella te escucha mientras le rezas. Por decirlo de alguna manera, Ella entra en ti. Y, al cabo de unos dias, la Reina de la Paz, como Ella se autodenomina, hace reinar en ti la Paz. La paz de verdad. La Paz de la Verdad. 

Ir a Medjugorje, como en toda peregrinación, no ha sido fácil para mí, aunque sí para Ella. La Gospa ha allanado el camino para llevarme allí, a pesar de tantas contrariedades previas al viaje. Y el camino hacia Maria, durante mucho tiempo para mi, habia sido difícil porque, digámoslo así, no conseguia sintonizar con ella, a pesar de que rezaba el rosario. La imagen más gráfica de esa experiencia la vi subiendo al Pdbro, en un camino dificil, rocoso, hasta que llegas a la imagen de la Gospa en el lugar en el que se produjo la primera aparición.


"Llévanos contigo, Virgen Inmaculada, correremos tras el olor de tus perfumes"






Y cuando llegas frente a ella, después de la incómoda escalada, Ella te acaba hablando.

- "¿Ves? al final de tanta dificultad, Yo te estaba esperando. Era Yo quien te llamaba. Has venido de tan lejos, a pesar de tantos obstáculos, porque Yo te he traído. Para tenerte junto a mi, para tenerte frente a mi. ¿Ves? Ha valido la pena"




Llegas a Medjugorje y se te abre la Puerta: Maria. La puerta ¿hacia donde? Pues a Cristo, a su Hijo. Para eso te ha llamado Ella. Para llevarte a Él. Primero, a través del rezo del Rosario. Luego, en la Santa Misa


Y cae la noche y llega el momento culminante. Los 50.000 peregrinos en la explanada adoramos al Señor: es la Adoración Eucarística de Medjugorje. Para mi, lo mejor de la peregrinación. Cristo en la plenitud de su Señorio. Cristo triunfante. En medio de una explanada enorme, con miles de peregrinos en silencio, el Hijo de Dios se hace presente en toda su Majestad. Es el anticipo de los últimos tiempos. Pero, como siempre, Emmanuel se hace pequeño y, cuando menos te has dado cuenta, Él, el más grande entre los hombres, el Hijo de Dios, Dios mismo, ya ha entrado en tu pequeño corazón, te inunda y te envuelve con Su Amor.



Aparte de esta experiencia personal, estan los testimonios de conversión gracias a Medjugorje:



Mark Lenaghan: de la IRA al Amor


La esencia del hombre y la mujer. El matrimonio. Albert Zeppelin





Entrevistas a Jesús García, autor de "Medjugorje":
Espacio en Blanco:  31/05/09    16/10/11   











Testimonio de Maria Vallejo-Nágera en Medjugorje:


Razones para peregrinar a Medjugorje



Experiencia de Eduardo Verástegui en Medjugorje

Documental de la BBC


Documental BBC Parte 2  4  5

Juan Manuel Cotelo, director de "La última cima", también ha estado en Medjugorje: 
  "Creo que en Medjugorje Dios está actuando y puede actuar en Panamá, en una estación de tren o en un aeropuerto. Pero allí es como si una persona recibiera una luz especial para ver la verdad de su vida. Es un gran espejo de tu alma donde recibes esa claridad para ver la verdad de tu vida que no es cuánto ganas, cuánto pesas, cuántos años tienes, sino cómo está tu corazón. Esa es la verdad de tu vida, la única verdad.

Eso pasa en Medjugorje y creo que todo lo que hace falta es ir allí dispuesto a que hable Dios. Dios te hace unos  rayos X y te dice: tienes que cambiar esto, esto y esto. No es un viaje turístico, es un viaje de descubrimiento de la verdad de tu vida, ya está… Si quieres mejorar vete allí y pide esa gracia. Ese el efecto que tiene Medjugorje en muchas personas.

¿Y cuál ha sido el  efecto que ha tenido en usted?

[Baja la mirada]  Bueno, son muchas cosas. Son difíciles de expresar, pero lo resumiría todo en que es urgente la santidad, eso mismo podrías decirlo sin ir a Medjugorje, pero allí adquieres la conciencia de que esto va en serio. Es urgente de que tú seas santo y es urgente que tú, como cristiano, seas apóstol. Ya no puedes analizar tu vida con la relación que hay entre dos personas: Dios y tú. Tienes que incluir al tercero, que son los demás.

Yo he venido con la presión interna de que debo hacer llegar el amor de Dios a todo el mundo, a todo el mundo.  Que no hay tiempo que perder, que cada minuto que pasa hay una persona que vive en la agonía y no sabe cómo salir. Es como si una persona viviera con una úlcera de estómago y tú supieras cuál es el remedio. Y puedes dar la medicina gratis. Ese es un poco mi percepción general del mensaje de Medjugorje.  No basta que uno vaya y vuelva entusiasmado…" Entrevista a Juan Manuel Cotelo en el Boletín Maria Magnificat de Panamá


Vicka, la vidente que ve a la Virgen todos los dias desde hace 30 años


                     Reportaje Medjugorje del programa Crossing Continents, de la BBC4

El río y la vida



He estado de vacaciones en Benasque y he podido meditar junto al rio Esera, en su curso alto, cerca de la cima de los Pirineos. He pensado: "qué lejos el curso hasta que estas aguas que pasan a mi lado lleguen a la desembocadura del Ebro, en el Mediterráneo. Cuánto recorrido para unas gotas de agua desde el deshielo en estas cimas próximas hasta que lleguen al mar"

He visto el curso del agua, a mi lado (en la foto) y he visto que las aguas no bajan tranquilas, calmadas, sino rápidas y vivaces, como en la juventud. En su camino se encuentran numerosos obstáculos (las rocas): unas veces las esquivan, pero otras las encaran y saltan o rompen sobre ellas y acaban cogiendo más velocidad en su camino curso abajo. Y he pensado: realmente es como la vida. Avanza tu vida y no paran de salir obstáculos, pero si los afrontas, probablemente salgas reforzado de ellos. Porque, no lo olvidemos, la meta final de estas aguas es el mar inmenso, el lugar del descanso. Si continúo con el paralelismo, el rio de nuestra vida acaba en el mar inmenso del cielo, el lugar del descanso después de tanta turbulencia.

Y he pensado: ¿y qué es de estas aguas que evitan las rocas y acaban buscando la orilla de los márgenes para evitar las turbulencias? Pues probablemente nunca lleguen al mar. Vivirán tranquilas, ciertamente. Siguiendo el paralelismo, llevaran una vida burguesa, plana, sin altibajos, pero acabarán pudriéndose cerca de los limos verdes de las orillas. Toda una catequesis, la de éste rio, una más de la Creación a través de la que Dios nos habla. 





 

Liberarse para ascender




El seguimiento de Jesús requiere a personas pobres en el sentido más amplio de la palabra, es decir, libres de cargas que le impidan seguirlo allí donde les llame. El camino de la fe es como una ascensión que nos conduce a la cima, hacia la vida eterna en la que nos encontraremos con nuestro Padre, pero habitualmente para este viaje no nos hemos desprendido de aquello que nos impide ascender. La mochila pesa demasiado, cada vez más: el pasado, los bienes materiales, los lazos afectivos con tanta gente...y nuestro tiempo totalmente ocupado por miedo a la soledad. 


Por ello, es posible que en esta escalada hacia lo alto, hacia lo espiritual, nos encontremos con que al poco del ascenso ya estemos fatigados. Y cuanto más ascendamos, más cansados estaremos. Probablemente nos preguntemos porqué nos hemos metido en semejante aventura que sólo nos provoca un esfuerzo enorme y nos entre la tentación de abandonar y bajar al sitio de donde partimos. Así, cuestionamos la ascensión pero...¿por qué no hemos pensado que lo que realmente nos agota es el peso de la mochila? A veces es tal el peso que llevamos encima, de todas esas circunstancias que nos pesan, que realmente se apoderan de nosotros. Es el miedo a perder cosas, porque la pérdida nos hace sentirnos que somos menos ante los demás, menos queridos y, por tanto, nos hace más presente la muerte, el no sentirnos queridos.
  
  Digámoslo así: nuestro ser espiritual que trata de ascender hacia su morada natural, el cielo, cae indefectiblemente aplastado por todo aquello que nos llevamos encima en esta excursión que es la vida. No dejamos un sólo espacio libre en nuestra vida para seguir a Jesús. Nos da pánico tener tiempo libre, por ello lo rellenamos con múltiples citas programadas, horas de gimnasio, clases de lo que sea, cursillos, horas de ejercicio físico...lo que sea con tal de no sentirnos solos. No damos una sóla oportunidad para salir al encuentro de Jesús. 

Un amigo con problemas nos llama. "Lo siento - le decimos - esta tarde justamente tenemos el entrenamiento más importante de cara al partido del sábado. Y si no voy, el mister me deja fuera de la alineación"


Te enteras que tu abuela necesita ir al médico, pero irá sola. Es mañana por la tarde. "Jo, qué rabia -piensas- justamente la tarde en la que quedo con mis compañeros de promoción. La próxima vez que vaya al médico le acompañaré, seguro" La mochila. 

¡Cuántas horas dedicamos nuestro tiempo a cosas en nuestra vida que no nos permiten estar libres para el momento en el que el Señor nos llame! Horas de cursillos, másters, idiomas, internet, gimnasio, cenas con los amigos, excursiones...¡¡ No dejamos un sólo espacio libre para la apertura al otro!! Estar con otros (acompañados) no significa estar abiertos a ellos (servirlos) Más bien buscamos tanta ocupación y tanta compañia porque nos da pánico la soledad. Pero estar ratos a solas no es soledad, es interioridad, si se sabe canalizar bien ese tiempo, con horas de oración y contemplación y, sobre todo, de disponibilidad para la apertura concreta a la que nos llame el Señor.


Por eso, el camino hacia el cielo es el camino de Jesús, el Pobre de Nazaret, el Hombre libre por excelencia.  Cuando Él te pide "ven y sígueme" no pide nada que no haya hecho antes. Él fue un pobre porque lo dejó todo. ¿Recordamos dónde se alojaba o... dónde le alojaban? "Las zorras tienen madriguera y los pájaros, nido, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza" (Lc 9, 58) 

¿Sabes cuántas horas dedicaba Jesús a hacer cursillos, másters o promocionarse laboralmente? Que yo sepa, su única "preparación" para la vida era la lectura de las Escrituras y la oración íntima con su Padre. El resto, todo lo demás, prestado por los demás, como un auténtico anawin, como un auténtico pobre, un pequeño. Pequeño y pobre para ser libre y hacer la voluntad del Padre en cualquier momento, cuando Él se lo pidiera.

Lo explica muy bien Ignacio Larrañaga:

"Un pobre de Dios es un hombre libre. El que nada tiene y nada quiere tener nada puede temer porque el temor es un haz de alegrias desencadenadas para la defensa de las propiedades y apropiaciones cuando el propietario las siente amenazadas. Pero a un Pobre como Jesús, que no ha hecho otra cosa que barrer hasta los vestigios de su sombra, y que se ha dedicado a extirpar afanes protagónicos, sueños de grandeza, sutiles apropiaciones..., a este Pobre ¿qué le puede turbar? Por eso vemos a Jesús como el profeta incorruptible, el testigo insobornable, absolutamente libre frente a los poderes políticos y autoridades religiosas, frente a los amigos seguidores y familiares, frente a los resultados de su propio ministerio, incluso frente a la ley y la religión oficial.

Ahora bien, de un hombre libre nace un hombre disponible, porque gracias a ciertos mecanismos misteriosos se hacen presentes en nosotros ciertas constantes como, por ejemplo: de la negación nace la afirmación; del desprendimineto, la donación; de la pobreza, el amor; de la muerte, la vida. En suma, las energias connaturales encadenadas a la argolla del agoísmo, una vez desenganchadas y libres, quedan libres para el servicio de los demás.

Y así nace el Servidor: si el profeta no comienza por desprenderse, despojarse, desapropiarse, esto es, hacerse pobre, no puede servir a nadie; por el contrario, sutil y camufladamente, se sirve de todo y de todos" IGNACIO LARRAÑAGA, "El Pobre de Nazaret" Ediciones San Pablo. 1990

También me gusta mucho la reflexión que sobre este tema hace Jacques Philippe:

"..sólo es verdaderamente libre aquel al que no le queda nada que perder porque ya ha sido despojado, desprendido de todo; porque es libre de todos y de todo, y de él se puede decir en verdad que "ha dejado la muerte atrás", pues todo su bien está en Dios y únicamente en Él. Soberanamente libre es el que no ambiciona ni teme nada: no ambiciona nada porque cualquier bien realmente importante lo obtiene de Dios; y no teme nada porque nada tiene que perder o defender, ya que no posee enemigos ni se siente amenazado por nadie. Es el pobre de las Bienaventuranzas, desprendido, humilde, misericordioso, manso, trabajador por la paz." JACQUES PHILIPPE "La libertad interior" Patmos. Libros de Espiritualidad. 2010







Por ello, no nos acobardemos. No echemos la culpa de nuestro cansancio al camino que hemos emprendido. Además, ya hemos hecho un buen recorrido en el ascenso. Estamos más cerca de la cumbre. ¿Por qué abandonar ahora? Librémonos de la mochila. Desprendámonos radicalmente como Jesús y como todos los santos de todo aquello que nos impide servir y seguir a Jesús en los otros en cualquier momento. Sin duda, llegar a la cima bien vale la pena.