La crisis económica en la que se ha visto sumergida España desde el año 2008 ha dejado al descubierto una triste realidad: la población española no puede crecer por sí misma y el país está en declive. España va a menos.
Las consecuencias negativas de la baja tasa de natalidad española (de las más bajas del mundo) arrastrada desde las últimas décadas habían sido compensadas por un aumento considerable de la inmigración, atraída por el crecimiento económico de la segunda mitad de la década de los 90 hasta 2007, alimentado básicamente por el boom immobiliario y la "barra libre" del crédito.
Pero las cosas han cambiado. 4 años consecutivos de crisis han provocado un auténtico éxodo de immigrantes a sus países de origen y, lo que es un fenómeno que reaparece, una salida masiva de españoles que se han convertido en emigrantes hacia otros países con más oportunidades de trabajo. El resultado ha sido el que demuestra la proyección demográfica del último estudio del INE: la población española envejece y se reduce. Los españoles no somos capaces de llevar adelante a nuestra sociedad por nosotros mismos. Hay diversos factores que durante décadas han conducido a ésto.
Por una parte, la cultura del hijo único derivada de una brusca irrupción de la mujer española en el mercado laboral a partir de la democracia (1977) (ver tabla de abajo de la evolución de la fecundidad), un fenómeno que no ha ido acompañado de suficientes medidas legales y empresariales de conciliación familiar y laboral, que ha llevado a las parejas a limitar el número de hijos, a diferencia de otros paises avanzados (ver tabla de abajo relativa a actividad femenina y fecundidad, que muestra a España con la tasa de fecundidad más baja de la OCDE a pesar de que no está entre las tasas de mayor ocupación femenina)
Otro factor decisivo han sido las políticas antinatalistas de los sucesivos gobiernos, a partir de 1985, con la despenalización y posterior extensión progresiva del derecho al aborto, ampliándolo hasta las chicas de 16 años, ver tabla abajo) y otros cambios legislativos hacia la cultura de la muerte (píldora abortiva del día después. Finalmente se ha apuntillado al tejido social con la destrucción de la familia (el divorcio exprés). Todos estos factores debilitan y desgarran una sociedad que no puede mantenerse por sí misma. Esa es la triste realidad demográfica: España va a menos.
Pero las cosas han cambiado. 4 años consecutivos de crisis han provocado un auténtico éxodo de immigrantes a sus países de origen y, lo que es un fenómeno que reaparece, una salida masiva de españoles que se han convertido en emigrantes hacia otros países con más oportunidades de trabajo. El resultado ha sido el que demuestra la proyección demográfica del último estudio del INE: la población española envejece y se reduce. Los españoles no somos capaces de llevar adelante a nuestra sociedad por nosotros mismos. Hay diversos factores que durante décadas han conducido a ésto.
Por una parte, la cultura del hijo único derivada de una brusca irrupción de la mujer española en el mercado laboral a partir de la democracia (1977) (ver tabla de abajo de la evolución de la fecundidad), un fenómeno que no ha ido acompañado de suficientes medidas legales y empresariales de conciliación familiar y laboral, que ha llevado a las parejas a limitar el número de hijos, a diferencia de otros paises avanzados (ver tabla de abajo relativa a actividad femenina y fecundidad, que muestra a España con la tasa de fecundidad más baja de la OCDE a pesar de que no está entre las tasas de mayor ocupación femenina)
Otro factor decisivo han sido las políticas antinatalistas de los sucesivos gobiernos, a partir de 1985, con la despenalización y posterior extensión progresiva del derecho al aborto, ampliándolo hasta las chicas de 16 años, ver tabla abajo) y otros cambios legislativos hacia la cultura de la muerte (píldora abortiva del día después. Finalmente se ha apuntillado al tejido social con la destrucción de la familia (el divorcio exprés). Todos estos factores debilitan y desgarran una sociedad que no puede mantenerse por sí misma. Esa es la triste realidad demográfica: España va a menos.
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