Cristo en casa de Marta y María. Vermeer de Delft (1655). National Gallery of Scotland. Edimburgo |
“María estaba pendiente de la dulzura de la palabra
del Señor. Marta pensaba en cómo alimentar al Señor, María en cómo ser
alimentada por él. Marta preparaba un convite para el Señor; María disfrutaba
ya del convite del mismo Señor. ¿Cómo pensar que ante la interpelación hecha al
Señor por su hermana temiese María que le dijera: «Levántate y ayuda a tu
hermana», estando como estaba escuchando su dulce y suavísima palabra, puesta toda su atención en
ser alimentada por él? La retenía una extraordinaria suavidad, pues sin duda es
superior la dulzura de la mente que la del vientre. Disculpada María,
permaneció sentada ya segura” SAN AGUSTIN (Sermón 104, 1)
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