EL CIELO NOS HABLA EN MEDJUGORJE
"Yo he venido a llamar al mundo a la conversión por última vez" ( 2/05/1982)
"Queridos hijos: orad conmigo para que todos vosotros tengáis una vida nueva. En vuestros corazones, hijos míos, sabéis lo que hay que cambiar: regresad a Dios y a sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda cambiar vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu" Mensaje del 25 de mayo de 2020.

El Pobre entre los pecadores

  "El bautismo de Juan tenía carácter penitencial: era un baño de agua que simbolizaba la purificación de los pecados; por eso Juan predicaba a la orilla del río, y quienes acudían a sus márgenes "confesaban sus pecados" (Mt 3,6) Marcos nos dirá que el bautismo de Juan era un signo de conversión, un rito "para el perdón de los pecados" (Mt 1,4; Lc 3,3). Con los textos evangélicos en la mano es difícil, por no decir imposible, sustraerse a la conclusión de que, colocado Jesús en la fila de los penitentes y pecadores, buscaba la "remisión de los pecados". ¿Por qué quiso someterse al rito inicial de los pecadores? ¿Acaso no era el Hijo de Dios, el sin pecado y el impecable, el Santo de Dios?"

(...)

    "Es inútil empeñarse en buscar explicaciones sutiles e imposibles. Estamos ante el resplandor de aquel a quien desde el principio hemos definido y calificado como el Pobre de Nazaret; estamos ante una música silenciosa convocando las voces de la noche para orquestar un nocturno. En una noche como ésta los chacales duermen, y las ondas bajarán hasta tocar el corazón mismo de la tierra.

          Estamos ante una de las escenas más conmovedoras del Hombre de Nazaret en su condición de Pobre: el Hijo de Dios, luz de luz y nardo perfumado, espera pacientemente en la fila de las fieras y los halcones, fornicarios y adúlteros, hombres vestidos de tempestad y ceñidos de puñal; él, el cordero blanco e inerme, esperando su turno como uno más entre los pecadores para entrar en las aguas purificadoras..., aquel día nació la Humildad, le nacieron alas potentes y escaló la altura más encumbrada."

  (...)

   "Todo ésto culminará en la cruz, pero aquí, a la orilla del río, la humillación es aún más lacerante, porque el Pobre desciende a las aguas envuelto en el barro de la inmundicia humana, pasando como un pecador entre los pecadores. Hemos llegado a la última plataforma de la Encarnación: el santo de Dios, siendo impecable, sometido a toda semejanza de pecado, hecho "pecador" con los pecadores, para elevarlos a la santidad de Dios" IGNACIO LARRAÑAGA. El Pobre de Nazaret Capítulo 2. Ediciones San Pablo (1990)

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