EL CIELO NOS HABLA EN MEDJUGORJE
"Yo he venido a llamar al mundo a la conversión por última vez" ( 2/05/1982)
"Queridos hijos: orad conmigo para que todos vosotros tengáis una vida nueva. En vuestros corazones, hijos míos, sabéis lo que hay que cambiar: regresad a Dios y a sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda cambiar vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu" Mensaje del 25 de mayo de 2020.

Cardenal Van Thuan: el amor a la Eucaristia


 "Mientras me encuentro en la prisión de Phú-Khánh, en una celda sin ventana, hace muchísimo calor, me sofoco, siento disminuir mi lucidez poco a poco hasta la inconsciencia; a veces la luz permanece encendida día y noche; a veces siempre está oscuro; hay tanta humedad que crecen los hongos en mi lecho. En la oscuridad vi un agujero en la parte baja del muro —para hacer correr el agua—: así pasé más de cien días por tierra metiendo la nariz en este agujero para respirar. Cuando llovía, subía el nivel del agua, y entonces entraban por el agujero pequeños insectos, pequeñas ranas, lombrices y ciempiés entraban desde fuera; los dejaba entrar, ya no tenía fuerza para echarlos fuera.

Escoger a Dios y no las obras de Dios: Dios me quiere aquí y no en otra parte. Cuando los comunistas me metieron en el fondo del barco Hâi-Pông con otros 1,500 prisioneros, para transportarnos al norte, viendo la desesperación, el odio, el deseo de venganza sobre las caras de los detenidos, compartí su sufrimiento, pero rápidamente me llamó otra vez esta voz: «escoge a Dios y no las obras de Dios», y yo me decía: «De veras, Señor, aquí está mi catedral, aquí está el pueblo de Dios que me has dado para que lo cuide. Debo asegurar la presencia de Dios en medio de estos hermanos desesperados, miserables. Es tu voluntad, entonces es mi elección" 

"Cuando fui arrestado tuve que salir súbitamente, con las manos vacías. Al día siguiente me permitieron escribir y pedir las cosas más necesarias: ropa, pasta dental... Escribí a mi destinatario: «Por favor, mándenme un poco de vino, como medicina contra el mal de estómago». Los fieles entendieron lo que eso significaba: me mandaron una pequeña botella de vino para la Misa, con una etiqueta que decía «medicina contra el mal de estómago», y las hostias las ocultaron en un antorcha que se usa para combatir la humedad. La policía me preguntó:

— ¿Tiene usted mal de estómago?
— Sí.
— Aquí hay un poco de medicina para usted.

Nunca podré expresar mi gran gozo: todos los días, con tres gotas de vino y una gota de agua en la palma de la mano, celebré la Misa"

CARDENAL FRANÇOIS-XAVIER NGUYEN VAN THUAN "Cinco panes y dos peces. Testimonio de fe de un obispo viernamita en la cárcel"  Editorial Ciudad Nueva (2000)






El obispo cautivo 2 3
Ejercicios espirituales de Cuaresma 2000. Cardenal Van Thuan



Padre Anton Luli

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