EL CIELO NOS HABLA EN MEDJUGORJE
"Yo he venido a llamar al mundo a la conversión por última vez" ( 2/05/1982)
"Queridos hijos: orad conmigo para que todos vosotros tengáis una vida nueva. En vuestros corazones, hijos míos, sabéis lo que hay que cambiar: regresad a Dios y a sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda cambiar vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu" Mensaje del 25 de mayo de 2020.

Jesus dentro de ti


        "¿Cómo Jesús puede repartir su Cuerpo y su Sangre? Haciendo del pan su Cuerpo y del vino su Sangre, anticipa su muerte, la acepta en lo más íntimo y la transforma en una acción de amor. Lo que desde el exterior es violencia brutal la crucifixión―, desde el interior se transforma en un acto de un amor que se entrega totalmente. Esta es la transformación sustancial que se realizó en el Cenáculo y que estaba destinada a suscitar un proceso de transformaciones cuyo último fin  es  la  transformación  del mundo hasta que Dios sea todo en todos (cf. 1 Co 15, 28). Desde siempre todos los hombres esperan en su corazón, de algún modo, un cambio, una transformación del mundo. Este es, ahora, el acto central de transformación capaz de renovar verdaderamente el mundo:  la violencia se transforma en amor y, por tanto, la muerte en vida. Dado que este acto convierte la muerte en amor, la muerte como tal está ya, desde su interior, superada; en ella está ya presente la resurrección. La muerte ha sido, por así decir, profundamente herida, tanto que, de ahora en adelante, no puede ser la última palabra.

Esta es, por usar una imagen muy conocida para nosotros, la fisión nuclear llevada en lo más íntimo del ser; la victoria del amor sobre el odio, la victoria del amor sobre la muerte. Solamente esta íntima explosión del bien que vence al mal puede suscitar después la cadena de transformaciones que poco a poco cambiarán el mundo. Todos los demás cambios son superficiales y no salvan. Por esto hablamos de redención:  lo que desde lo más íntimo era necesario ha sucedido, y nosotros podemos entrar en este dinamismo. Jesús puede distribuir su Cuerpo, porque se entrega realmente a sí mismo" Homilia de BENEDICTO XVI en la misa de la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia, el 21 de Agosto de 2005 



 "Sabes que, cuando comemos algo, sigue siendo lo que es durante un rato; solo desués de unos minutos lo comido pierde su identidad y lo convertimos en organismo de nuestro cuerpo. 
      Después de comulgar y por un tiempo aproximado de diez minutos, tenemos a Jesús dentro de nosotros, al mismo que convertía el agua en vino, que sanaba a ciegos y cojos, al mismo que murió clavado en la cruz para perdonarnos nuestros pecados. Por eso, ¿por qué no aprovechas al acabar la Misa para quedarte un rato sentado hablando tranquilamente con él, ya que permanece dentro de ti? Es el mejor momento para darle gracias por todo lo que te ha dado en tu vida. ¡No hay otros minutos como esos!
         Cuentan de aquel buen sacerdote que un día, al terminar de dar la comunión, vio que una señora salía del templo enseguida. Rápidamente mandó a los dos monaguillos que tomasen cada uno una vela encendida y que acompañasen a aquella mujer por la calle durante un rato. Cuando la señora pidió explicaciones, el cura le contestó: Señora, en usted está el mismísimo Cristo, es usted un sagrario ambulante, ¡qué menos que ir custodiada por dos velas!
        Sí, es bueno quedarse un rato cuidándole después de comulgar. Te recomiendo que en esos días en los que no se te ocurra nada después de la comunión, te esfuerces por darle gracias, al menos, por quince cosas concretas: de lo que quieras...hasta el hecho de tener ojos, pies y manos...

        Si nos olvidamos de agradecer, nos volvemos engreidos. Te sugiero que ahora le agradezcas con este guión, y que lo hagas consciente de que todo eso te lo ha dado...porque a él le ha dado la gana:
-  gracias por haberte creado, redimido, hecho cristiano y conservado la vida
- por lo que te ha dado, desde que naciste (vete diciéndole: familia, salud o enfermedad, amigos, cualidades, talentos...)
-  por los dones que te ha concedido Dios últimamente, que conoces;
-  por los que desconoces;
-  porque siempre perdona, a tí tantas veces;
-  por haberte dado a su Madre
- por los privilegios que te corresponde realizar, por la misión que te ha encomendado realizar...

       ¡Gracias, perdón y ayúdame más! No dejaré de dedicarte un rato solo para ti después de cada comunión. Que no olvide que comulgar no es comer algo, sino un abrazo: tú me recibes y yo te recibo; la comunión es el más intimo encuentro de dos personas: tu y yo. Señor, no soy digno que entres en mi casa...pero ya que te recibo en mi casa, ¡quiero ser un buen anfitrión! Y te pido que después tú me ayudes a agradecerte, a lo largo del día, tantas cosas en tantas ocasiones" JOSE PEDRO MANGLANO 40 días para convertirnos al amor. Cuaresma. Viernes tercero. Acción de gracias. Cobel Ediciones (2009) Manglanitos



 "Purificad vuestro corazón para que El lo ilumine y entre aquel a quien invocáis. Sé tú su casa, y El será la tuya; habite en ti, y tú habitarás en El. Si lo recibes en este mundo en tu corazón, El te recibirá en su presencia después de esta vida" SAN AGUSTIN Comentario al Salmo 30, 2, s.3, 8

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