Hace tiempo encontré un análisis muy interesante del pasaje del Génesis sobre el pecado original de Adán y Eva. Lo incluyó el entonces profesor Joseph Ratzinger en su Introducción al Cristianismo. Me llamó especialmente la atención el engaño que padeció el primer hombre sobre el carácter de Dios. Y que, en definitiva, es lo que padece toda persona en la que entra el pecado: la tendencia al aislamiento, no por el sentimiento de culpa, sino por la acción del mismo pecado. El mismo Ratzinger escoje en su obra un pasaje de Louis Evely para explicarlo:
"Toda la historia de la humanidad ha quedado extraviada, rota, porque Adan se hizo una falsa idea de Dios. Queria ser como Dios. (...) Creyó que Dios era un ser independiente, autónomo, suficiente y, para ser como él, se rebeló y desobedeció.
Pero cuando Dios se ha revelado, cuando Dios ha querido mostrarse tal como es, se ha revelado como amor, como ternura, como efusión de sí, como infinita complacencia en el otro, como unión indisoluble, como dependencia. Dios se reveló obediente, obediente hasta la muerte.
Creyendo ser como Dios, Adán se diferenció totalmente de él. Se atrincheró en su soledad y, sin embargo, Dios no era más que comunión" L. Evely, Nuestro Padre. 1969
Posteriormente busqué en el Catecismo de la Iglesia Católica más detalles sobre esta cuestión. Y los encontré en el artículo 399:
"La Escritura muestra las consecuencias dramáticas de esta primera desobediencia. Adán y Eva pierden inmediatamente la gracia de la santidad original (cf Rm 3, 23). Tienen miedo del Dios (cf Gn 3, 9-10) de quien han concebido una falsa imagen, la de un Dios celoso de sus prerogativas" Catecismo de la Iglesia Católica En el Catecismo encontramos más referencias a ese distanciamiento cuando describe el pecado: "El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de Él nuestros corazones" (artículo 1850) Es muy interesante el análisis que de este artículo y el precedente hace monseñor Jose Ignacio Munilla en su programa de Radio Maria:
El bellísimo fresco de la expulsión del paraíso de la Capilla Sixtina que pintó Miguel Angel Buonarroti y que encabeza esta nota muestra a Adan y Eva dejando atrás el Paraíso anteponiendo sus brazos para alejarse del temor de Dios. Posiblemente el artista se inspiró en parte en el fresco que 50 años antes habia pintado Massacio en la capilla Brancacci de Florencia, en 1425 (izquierda). Éste, a su vez, se inspiró en las trazas naturalistas que ya tenian las figuras del fresco que tenia enfrente, pintado por Masolino (derecha)
"El hombre se perdió por primera vez a causa del amor a sí mismo. Pues si no se hubiese amado y hubiese antepuesto a Dios a sí mismo, hubiese estado siempre sometido a Dios; no se hubiese inclinado a hacer su propia voluntad descuidando la de él. Amarse a uno mismo no es otra cosa que querer hacer la propia voluntad. Antepón la voluntad de Dios; aprende a amarte, no amándote" SAN AGUSTIN Sermón 96, 2
1 comentario:
Muy Bueno Javier!!,
Tanto los artículos como la maquetación del Blog.., los leeremos detenídamente,
Besos,
Diego
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