Me ha sobrecogido la imagen desde que la he visto en la portada de EL PAIS. Una mujer enferma de cólera, abandonada a su suerte, completamente desnuda, en una acera. La brutalidad de la imagen muestra lo más hondo del sufrimiento: la piel desnuda de un ser humano moribundo abandonado sobre la acera, despojado de toda dignidad. La mirada de esta mujer es la expresión más conmovedora de la degradación del ser humano. No le degrada su enfermedad, sino la indiferencia de los que le rodean. Sólo es digna para alguien: para Cristo, que la espera con brazos amorosos a recogerla en su regazo cuando deje este mundo. Sólo Él sabe lo que es su sufrimiento, porque Él también fue rechazado, humillado y abandonado. Es más: Él está en ella, sufriendo en sus carnes, con ella. Nunca sabré si ella lo ha llegado a saber. Sólo Dios lo sabe.
Es la imagen de un país agonizante que en 10 meses ha padecido un terremoto, el huracán Thomas y un brote de cólera. Es la muerte descarnada de un país devastado por la pobreza, la violencia, el vudú y la climatologia. Creia que no podria encontrar una imagen más dramática, pero cuando he ido a documentarla, he encontrado otra no menos conmovedora. No he buscado más.
Es la imagen de un país agonizante que en 10 meses ha padecido un terremoto, el huracán Thomas y un brote de cólera. Es la muerte descarnada de un país devastado por la pobreza, la violencia, el vudú y la climatologia. Creia que no podria encontrar una imagen más dramática, pero cuando he ido a documentarla, he encontrado otra no menos conmovedora. No he buscado más.
AFP 17/11/2010
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