EL CIELO NOS HABLA EN MEDJUGORJE
"Yo he venido a llamar al mundo a la conversión por última vez" ( 2/05/1982)
"Queridos hijos: orad conmigo para que todos vosotros tengáis una vida nueva. En vuestros corazones, hijos míos, sabéis lo que hay que cambiar: regresad a Dios y a sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda cambiar vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu" Mensaje del 25 de mayo de 2020.

Carta de un sacerdote misionero al New York Times

Carta del sacerdote misionero salesiano Martin Lasarte al New York Times
"Querido hermano y hermana  periodista:
Soy un simple sacerdote católico.  Me  siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo  en Angola como misionero.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en  vuestro periódico la ampliación del tema en forma morbosa,  investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así  aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en  Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes…  Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones  periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas  de preconceptos y hasta odio.
Me da un gran dolor por el profundo mal que personas, que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique  tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del  lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las  medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la  dignidad de los niños será siempre una prioridad  absoluta.

Pero ¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por  millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en  los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de  información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde  Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas  de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han  retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en México mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con  la distribución de alimentos y semillas. Que hayamos dado la  oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de  110.000 niños...

No es de interés que con otros sacerdotes  hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000  personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su  rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.  No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las  noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la  calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen  de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros  sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos  que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un  refugio.

Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa  por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que  más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería,  en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados  de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en  escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos… o sobretodo, en parroquias  y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por  salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya  transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco  señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más  recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo  están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la  región… Ninguno pasa los 40 años.

No es noticia acompañar la vida  de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que  sirve. La verdad es que no procuramos ser noticia, sino  simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido  comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que  un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la  Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a  Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades  como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada  criatura…

Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un  tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas  ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento  ofendido.
Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el  Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión.

En  Cristo,

P. Martín Lasarte sdb"


El Rey del Universo


"Las autoridades y el pueblo hacían muecas a Jesús, diciendo: "A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido". Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: "Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo". Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: Éste es el rey de los judíos. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros" Pero el otro le increpaba: "¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada". Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino". Jesús le respondió: "Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso". Lc 1, 12-20 Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.


"Era el juicio del Justo. Los injustos lo juzgaron injustamente y lo condenaron. Esto era normal. En el momento oportuno el Padre apostaría por el Hijo, inclinando a su favor la balanza. Pero llegada la hora decisiva, nadie dió la cara por el Hijo. ¿También el Padre habría tomado asiento en el tribunal junto a Caifás y Pilato? ¿También el Padre se habría sentado a la puerta para ver pasar al condenado?

Como en todo pleito siempre le quedaba, en última instancia, el recurso de amparo apelando al Padre. Pero todo indicaba que el Padre habá abandonado la causa del Hijo y se había pasado al bando contrario pidiendo su ejecución. Y ahora ¿a quién iba a recurrir? Todas las fronteras y todos los horizontes quedaban clausurados. Así que ¿la razón estaba contra el Hijo? Entonces, ¿Jesús había sido un entrometido y no un enviado? ¿Un soñador? ¿Todo había sido inútil? Al fin, ¿todo se desvanecía en una pesadila psicodélica, en un caleidoscopio alucinante?




Sobre los abismos infinitos el pobre Jesús flotaba como un náufrago perdido. A sus pies, nada. "Padre mío ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27, 46). Era el silencio de Dios que había caído sobre su alma con la presión de cincuenta atmósferas.

Sin embargo, todo éso fue la sensación. Pero la fe no es sentir sino saber. Nunca estuvo Jesús tan magnífico como en los últimos tramos de su agonía. Abrió los ojos. Sacudió la cabeza como quien despierta y rechaza una maldita pesadilla. Se sobrepuso rápidamente al mal momento. la conciencia de su identidad emergió desde las brumas del "delirium" y tomó posesión de toda su esfera vital. Y ya sereno, libró el último combate: el combate de la certeza contra la evidencia, del saber contra el sentir. Y del último combate nació la última victoria. 

Sin decir, dijo: Padre querido, no te siento, no te veo. Mis sensaciones interiores me dicen que está lejos, que te has transformado en vapor de agua, en sombra fugitiva, en distancia sideral, en vacío cósmico, no sé, en nada.

Sin embargo, contra todas estas impresiones, yo sé que estás aquí, ahora, conmigo; y "en tus manos entrego mi vida" (Lc 23,46) En plena oscuridad dio Jesús el salto mortal en una profundísima sima sabiendo que allá abajo le esperaba el Padre con los brazos abiertos. Y no se equivocó: en los brazos del Padre despertó" IGNACIO LARRAÑAGA "Muéstrame tu rostro" Editorial San Pablo, 1979


 Fotos: La Pasión de Cristo, Mel Gibson.

"La Fe" Ignacio Larrañaga (Buscando su rostro):



   "La cruz es revelación. Pero no revela cualquier cosa, sino a Dios y al hombre. Nos dice cómo es Dios y cómo es el hombre. En la filosofia griega se preanuncia esto de una forma peculiar con la imagen platónica del justo crucificado. En su obra sobre el estado se pregunta Platón cómo se podria lograr en este mundo un hombre total y plenamente justo. Y concluye que la justicia de un hombre sólo  es perfecta cuando da la impresión de que es injusto consigo mismo, porque entonces deja claro que no sigue la opinión de los hombres, sino que hace justicia por amor a ella. Por tanto, para Platón, el incomprendido y el perseguido es el auténtico justo en este mundo. Y no duda en escribir: "Dirán pues, que en esas circunstancias será atormentado, flagelado, encadenado, y que después lo crucificarán..." (Politeia II, 361e-362a). Este texto, escrito cuatrocientos años años antes de Cristo, impresiona a todos los cristianos. El pensamiento filosófico, con toda su seriedad, ha mostrado que el justo, en el pleno sentido de la palabra, tiene que ser el crucificado. Ahí se vislumbra algo de lo que en la cruz se revela sobre el hombre" JOSEPH RATZINGER Introducción al cristianismo (1968) Ediciones Sígueme (2005)

Haití, el infierno del mundo

                                                                                         Abandono AFP 17/11/2010

Me ha sobrecogido la imagen desde que la he visto en la portada de EL PAIS. Una mujer enferma de cólera, abandonada a su suerte, completamente desnuda, en una acera. La brutalidad de la imagen muestra lo más hondo del sufrimiento: la piel desnuda de un ser humano moribundo abandonado sobre la acera, despojado de toda dignidad. La mirada de esta mujer es la expresión más conmovedora de la degradación del ser humano. No le degrada su enfermedad, sino la indiferencia de los que le rodean. Sólo es digna para alguien: para Cristo, que la espera con brazos amorosos a recogerla en su regazo cuando deje este mundo. Sólo Él sabe lo que es su sufrimiento, porque Él también fue rechazado, humillado y abandonado. Es más: Él está en ella, sufriendo en sus carnes, con ella. Nunca sabré si ella lo ha llegado a saber.  Sólo Dios lo sabe. 

Es la imagen de un país agonizante que en 10 meses ha padecido un terremoto, el huracán Thomas y un brote de cólera. Es la muerte descarnada de un país devastado por la pobreza, la violencia, el vudú y la climatologia. Creia que no podria encontrar una imagen más dramática, pero cuando he ido a documentarla, he encontrado otra no menos conmovedora. No he buscado más.
                                              
                                                                                                        AFP   17/11/2010

Violaciones en los campos de refugiados de Haití

Informe de Amnistia Internacional sobre la violencia en Haití

Haití, un año después del terremoto

Reuters

Galeria de fotos un año después 


                                                          La verdad sobre Haití:

Entrevista a Juan Blazquez en "El gato al agua"
 

La familia cristiana


"Desde siempre, el hogar formado por Jesús, María y José ha sido considerado como escuela de amor, oración y trabajo. Los patrocinadores de este templo querían mostrar al mundo el amor, el trabajo y el servicio vividos ante Dios, tal como los vivió la Sagrada Familia de Nazaret. Las condiciones de la vida han cambiado mucho y con ellas se ha avanzado enormemente en ámbitos técnicos, sociales y culturales. No podemos contentarnos con estos progresos. Junto a ellos deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia, ya que el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural. Sólo donde existen el amor y la fidelidad, nace y perdura la verdadera libertad. Por eso, la Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado; para que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente. Por eso, la Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar."


Dedicación de la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona



Dedicación de la Sagrada Familia: video en español, parte 2, parte 3

"En este recinto, Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia. Así unió la realidad del mundo y la historia de la salvación, tal como nos es narrada en la Biblia y actualizada en la Liturgia. Introdujo piedras, árboles y vida humana dentro del templo, para que toda la creación convergiera en la alabanza divina, pero al mismo tiempo sacó los retablos afuera, para poner ante los hombres el misterio de Dios revelado en el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. De este modo, colaboró genialmente a la edificación de la conciencia humana anclada en el mundo, abierta a Dios, iluminada y santificada por Cristo. E hizo algo que es una de las tareas más importantes hoy: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza. Esto lo realizó Antoni Gaudí no con palabras sino con piedras, trazos, planos y cumbres. Y es que la belleza es la gran necesidad del hombre; es la raíz de la que brota el tronco de nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza. La belleza es también reveladora de Dios porque, como Él, la obra bella es pura gratuidad, invita a la libertad y arranca del egoísmo.
Hemos dedicado este espacio sagrado a Dios, que se nos ha revelado y entregado en Cristo para ser definitivamente Dios con los hombres. La Palabra revelada, la humanidad de Cristo y su Iglesia son las tres expresiones máximas de su manifestación y entrega a los hombres. «Mire cada cual cómo construye. Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, que es Jesucristo» (1 Co 3,10-11), dice San Pablo en la segunda lectura. El Señor Jesús es la piedra que soporta el peso del mundo, que mantiene la cohesión de la Iglesia y que recoge en unidad final todas las conquistas de la humanidad. En Él tenemos la Palabra y la presencia de Dios, y de Él recibe la Iglesia su vida, su doctrina y su misión. La Iglesia no tiene consistencia por sí misma; está llamada a ser signo e instrumento de Cristo, en pura docilidad a su autoridad y en total servicio a su mandato. El único Cristo funda la única Iglesia; Él es la roca sobre la que se cimienta nuestra fe. Apoyados en esa fe, busquemos juntos mostrar al mundo el rostro de Dios, que es amor y el único que puede responder al anhelo de plenitud del hombre. Ésa es la gran tarea, mostrar a todos que Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia. En este sentido, pienso que la dedicación de este templo de la Sagrada Familia, en una época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si ya no tuviera nada que decirle, resulta un hecho de gran significado. Gaudí, con su obra, nos muestra que Dios es la verdadera medida del hombre. Que el secreto de la auténtica originalidad está, como decía él, en volver al origen que es Dios. Él mismo, abriendo así su espíritu a Dios ha sido capaz de crear en esta ciudad un espacio de belleza, de fe y de esperanza, que lleva al hombre al encuentro con quien es la Verdad y la Belleza misma. Así expresaba el arquitecto sus sentimientos: «Un templo [es] la única cosa digna de representar el sentir de un pueblo, ya que la religión es la cosa más elevada en el hombre"


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La Sagrada Familia y Gaudí 

Película Antoni Gaudí, una visión inacabada: