EL CIELO NOS HABLA EN MEDJUGORJE
"Yo he venido a llamar al mundo a la conversión por última vez" ( 2/05/1982)
"Queridos hijos: orad conmigo para que todos vosotros tengáis una vida nueva. En vuestros corazones, hijos míos, sabéis lo que hay que cambiar: regresad a Dios y a sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda cambiar vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu" Mensaje del 25 de mayo de 2020.

Dios no quiere el mal del hombre

Terremoto de Sendai (Japón) Reuters 11/03/2011
 
   "Un puñado de segundos y descubres la muerte mirarte recto a los ojos. No hay tiempo para reflejar, te vuelves buscando amparo de aquel dardo que te petrifica y el ruido sordo de aquella masa de agua y detritos te saca de la garganta el respiro sobreviviente. Morir de miedo, se puede. Y es despertarse como de golpe, el cuerpo todavía túrgido, los miembros pesados incapaces de contestar, las manecillas biológicas clavadas a aquel instante. De repente el miedo te agarra y te apaga sentimientos y pensamientos; la ineluctabilidad y la impotencia te hacen cortocircuito dentro, y te encuentras como un bloque de mármol obligado a mirar en el espejo tu misma imagen que se escapa escarneciéndote. Te sientes como un condenado a mirar, en el breve espacio de un respiro, la película de lo que habrías deseado, de lo que habría podido ser, y te resuena dentro el eco de un "si...", como una risa sarcástica. 

En un relampago descubres lo flaco que es el hilo que te liga a la vida. Creíste que era una cadena de acero que te aseguraba, pero no era mas que un imperceptible hilo de lana. ¿Pues, es ésta la vida? Estabas en peligro de muerte, desde siempre, y no lo sabías. Un bote, un brinco, y todo se desvanece; casas y cosas, fábricas y escuelas, coches y trenes, todo tragado por aquellas fauces que abiertas en un estertor, todo sumergido  por aquel río de lodo como una planeadora inexorable. Y aquellos segundos eternos, el miedo en la garganta, la muerte a un palmo. 


Sendai. Associated Press 12/03/2011


Y es verdad. Atroz por quién esperaba y soñaba en otras cosas, una saeta pulveriza falsas e ilusorias certezas. Una Palabra del Cielo, un telón arrancado para desvelar tretas y engaños de una vida recitada a sujeto. Aquellos segundos empapados de miedo son el rostro auténtico de la existencia; el susto agarra a quien ha perdido la esencia de la misma vida, el estupor y el terror desenmascaran las enajenaciones de quien ha echado a si mismo en un circo drogado. Ojalá tuviéramos las caderas ceñidas y las lamparas encendidas, ojalá cada instante de nuestra vida fuera como este instante que está a punto de ser tragado por el terremoto. En ello, que todo pulveriza, sólo resiste lo que es auténtico. Roca o arena, en la sacudida de un terremoto se revela el fundamento de una vida." Un instante de verdad. ANTONELLO IAPICCA Presbítero italiano en Japón.



Kamaishi. AFP 12/03/2011

"En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús es interpelado acerca de algunos hechos luctuosos: el asesinato, dentro del templo, de algunos galileos por orden de Poncio Pilato y la caída de una torre sobre algunos transeúntes (cf. Lc 13, 1-5). Frente a la fácil conclusión de considerar el mal como un efecto del castigo divino, Jesús presenta la imagen verdadera de Dios, que es bueno y no puede querer el mal, y poniendo en guardia sobre el hecho de pensar que las desventuras sean el efecto inmediato de las culpas personales de quien las sufre, afirma: "¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo" (Lc 13, 2-3). Jesús invita a hacer una lectura distinta de esos hechos, situándolos en la perspectiva de la conversión: las desventuras, los acontecimientos luctuosos, no deben suscitar en nosotros curiosidad o la búsqueda de presuntos culpables, sino que deben representar una ocasión para reflexionar, para vencer la ilusión de poder vivir sin Dios, y para fortalecer, con la ayuda del Señor, el compromiso de cambiar de vida. Frente al pecado, Dios se revela lleno de misericordia y no deja de exhortar a los pecadores para que eviten el mal, crezcan en su amor y ayuden concretamente al prójimo en situación de necesidad, para que vivan la alegría de la gracia y no vayan al encuentro de la muerte eterna. Pero la posibilidad de conversión exige que aprendamos a leer los hechos de la vida en la perspectiva de la fe, es decir, animados por el santo temor de Dios. En presencia de sufrimientos y lutos, la verdadera sabiduría es dejarse interpelar por la precariedad de la existencia y leer la historia humana con los ojos de Dios, el cual, queriendo siempre y solamente el bien de sus hijos, por un designio inescrutable de su amor, a veces permite que se vean probados por el dolor para llevarles a un bien más grande" BENEDICTO XVI. Ángelus del domingo 7 de marzo de 2010

Koriyama. Reuters
Galeria del terremoto de Sendai: EL MUNDO, EL PAIS



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