En mi segunda peregrinación a Medjugorje he tenido la oportunidad de escuchar una charla de fra Svetozar Kraljevic, el hermano franciscano responsable de la Aldea de la Madre. Nos la ha dirigido el 27 de Junio a un grupo de españoles que hemos asistido al 30 aniversario de la primera aparición de la Virgen allí.
Fra Svetozar ha comenzado reflexionando sobre el significado de este aniversario. A su entender, este tiempo nos quiere decir algo importante: no sólo el recordatorio de un primer encuentro a un grupo de niños, sino el hecho de que sean 30 años de apariciones continuadas de la Virgen. Pero, para él, lo más importante es que ahora estan sucediendo. Ahora siguen sucediendo. Lo más importante no es la primera o las siguientes apariciones sino que ahora la Virgen se nos está apareciendo a nosotros. No es un hecho de hace 30 años, es una realidad de ahora. Y, por el hecho de suceder ahora, adquieren un nuevo contenido.
Para fra Svertozar, el mensaje principal de la Virgen en estas apariciones es la oración y la necesidad de orar con frecuencia. A partir de este punto, él se pregunta ¿qué significa orar?
Para responder a esta pregunta, primero hace una reflexión sobre nuestra vida cotidiana. Según dice, en nuestro dia a dia nos hacemos prisioneros de nosotros mismos. Muy pocas decisiones las tomamos por nuestra propia cuenta. Nuestra vida cotidiana está muy encauzada. Y no hay mucho espacio para nuestra libertad. Hay muchas cosas que nos condicionan y apenas nos deja margen de libertad: horarios, estudios, trabajo, Internet, etc. Ante esta situación, la oración se convierte para el hombre de hoy en día en un nuevo momento de libertad. Nos libera del mundo que nos rodea y nos convierte en personas libres para Dios. Es el momento en el que podemos decir: "Dios mio, estoy dispuesto para ti"
Fra Svetozar nos hace también reflexionar sobre nuestra vivencia de fe. A su entender, muchas veces aseguramos con rotundidad que creemos en Dios, pero quizás en realidad somos ateos, porque hemos creado nuestros propios ídolos y nuestra propia fe, a nuestra medida. En esta situación ¿ven los demás en nosotros a un creyente? Para fra Svetozar, nuestro prójimo (familiares, vecinos, compañeros de trabajo) deben ver el fruto de nuestra oración. Decimos que los jóvenes han perdido la fe pero ¿nos preguntamos por qué? Decimos habitualmente que somos creyentes, pero en realidad no somos testigos ante ellos de nuestra fe. El que está a nuestro lado (un jóven, por ejemplo) no ve a un creyente. El problema es que hemos creado nuestra propia fe, pero no es la fe de Cristo. Nuestra fe se ha convertido en algo muy privado y eso, a su entender, nos convierte en ateos. Y eso es un gran problema.
Por tanto, la oración es momento nuevo en nuestra vida. A través de ella nos vamos convirtiendo en testigos de nuestra fe y ésta se aproxima a la calidad de la fe de Cristo y de María. Para fra Svetozar, el mensaje principal de Cristo es la Encarnación: el Verbo se hace carne. Y por éso Él llegó a la cruz y murió en ella. Le observamos en la cruz y vemos a un creyente. La oración, por tanto, es algo nuevo, es un encuentro.
A partir de este punto, fra Svetozar se pregunta ¿qué debemos hacer para orar? A su entender, la mayoria de los cristianos viven la oración como un momento de diálogo con Dios al final del día, antes de irse a dormir, a solas en su habitación. Pero él recuerda que Cristo no murió en su habitación, sino en la cruz, para que todos lo vieran. Para él, ésa es la verdadera dimensión de la oración. La oración es la plena disposición para Dios. Así, la verdadera oración del cristiano empieza a partir del momento en que le dice a Dios: "aquí estoy, estoy dispuesto para Tí" Cuando algo empieza a guiarnos hacia Dios, ahí empieza la oración. Estoy dispuesto. Quizá allí me espere algo. Según fra Svetozar, la oración es pasar por pasos previos al encuentro con Dios. Le meta, por tanto, es el camino mismo. Es la disposición hacia Dios. Lo dejo todo y voy hacia Dios, estoy dispuesto. Así podemos entender cómo en la Escritura está nuestra vida. Tú te conviertes en Moisés cuando vas al monte (a tu interior) a orar. No eres una réplica de Moisés. Eres ya un original. Eres un hombre de Dios y te encuentras con Dios.
Para fra Svetozar, la oración siempre debe tener la dimensión del caminar "Dios mio, lo dejo todo y estoy dispuesto a caminar hacia ti" A su entender, Santa Teresa de Jesús es un buen ejemplo de este concepto de la oración.
Llegado a este punto, fra Svetozar abre un nuevo interrogante ¿cuál debe ser la meta de nuestra oración? "Hágase según tu Palabra" La Virgen nos ha revelado con su vida el objetivo del encuentro con Dios: hacer su voluntad. Por tanto, no habrá que cargar excesivamente con palabras la oración. A su parecer, es mejor no decir nada, permanecer callados. No intentar explicar nada. Simplemente, en silencio ante Dios, convertirnos lentamente en testigos. Según fra Svetozar, la oración adquiere calidad en la medida en que la Palabra se va haciendo carne en nuestra vida. Así, por indentidad con Cristo, nos vamos haciendo testigos/reflejos de Él ante los que nos rodean. Así, a su entender, no es bueno que el cristiano hable mucho de su fe. Lo único bueno es que en él se vea la fe. Así, de esta manera, peregrinar es una encarnación de la fe. A su parecer, Medjugorje no es la meta, sino que la Palabra se haga carne en nosotros. Y éso es la Eucaristia. Cuando nuestro cuerpo se hace el cuerpo de Cristo. Cuando el hombre me ve a mí, ya ve algo de Cristo.
A partir de este momento surge otra pregunta ¿cómo rezar para que nuestra vida sea oración? Fra Svetozar vuelve a la misma idea que al principio: nos pasamos nuestra vida construyendo nuestra fe. Yo decido lo que es mi fe. Por tanto ¿qué fe es ésa si yo soy el que decide lo que debe ser? Para fra Svetozar, ésa fe a nuestra propia medida es realmente un ídolo. Por eso los cristianos de hoy viven una crisis grave de los sacramentos. Según él, no hay siete, sino un único sacramento: Jesucristo. Los demás sacramentos son el camino hacia Él, el único sacramento. Y en ellos conocemos la voluntad de Dios. En ellos Dios nos dice claramente su voluntad, sabemos lo que Dios quiere de nosotros. Así, según él, a través de los sacramentos conocemos la voluntad de Dios. Ellos son la Palabra de Dios para nosotros. Por tanto, el primer y gran pecado de los cristianos del mundo contemporáneo es no ir a misa el domingo. Para él, es el pecado más grave, porque atenta contra nuestra fe. Esta idea ya la plasmó fra Svetozar en el 21 Mladifest, en agosto de 2010, en su intervención para presentar el testimonio de un jóven de la Aldea de la Madre.
Para fra Svetozar, el no acudir a la misa dominical es equivalente a rechazar la invitación de nuestro vecino a tomar café en su casa. Pasan los años, seguimos sin ir a su casa y él tampoco viene a la nuestra. Sólo lo vemos de lejos. Pero él no forma parte de nuestra vida. No ocupa ningún lugar en nuestra vida. De alguna manera, nuestra vida se ha convertido en un "aborto" de la Iglesia. Nuestro cuerpo ha sido arrancado del cuerpo de la Iglesia. Ya no estamos ahí. Nuestra vida se ha vuelto incredulidad, la forma más radical de no creer en los demás. Sobre este tema he encontrado un video interesante del Padre Jozo:
Según fra Svetozar, podemos pensar en una persona que tiene un hijo. Probablemente su hijo no sea perfecto, pero es su hijo. Tú eres el único hijo que Dios tiene. Y cuando tú no estás en la misa dominical, para Dios todas las iglesias del mundo están vacías, porque Él te quiere como a un hijo único. Cuando un hijo no viene a vernos, da igual que tengamos 8 hijos más, ya que la madre piensa en el único que no ha venido.
Para fra Svetozar, en el sacramento de la Eucaristia están todos los sacramentos. Así, el objetivo de la peregrinación es acercarse a los sacramentos y, en definitiva, a la Eucaristia, a Jesús. Según él, es importante para el cristiano buscar su libertad en los sacramentos, porque en ellos encuentra su razón de ser. Y para ello cita un ejemplo muy sencillo: me gustaria tener la libertad de no beber agua, pero fui creado para beber. Según Svetozar, deberiamos buscar la libertad a la luz de Dios y de los sacramentos. Porque si nuestra libertad no está fundamentada en ellos, lo estará en los pecados. Según afirma, la persona, por naturaleza, tiende a los apegos. Por tanto deberiamos analizar nuestra vida cotidiana a través de los sacramentos. Ellos nos dicen lo que debemos hacer. Y es que los mandamientos de Dios nos conducen hacia la libertad.
Fra Svetozar concluye la charla recordando que la comisión del Vaticano creada para investigar las apariciones etsá formada por 5 cardenales y 20 teólogos. Y el obispo de Mostar, reacio al fenómeno de las apariciones, ha autorizado a 11 sacerdotes a trabajar en la parroquia de Santiago Apostol de Medjugorje y reconoce que está muy orgulloso de su trabajo.
Para fra Svetozar, la cuestión definitiva de Medjugorje no son las apariciones, sino que cuando volvamos a casa nos convirtamos o no en verdaderos creyentes.
Según fra Svetozar, podemos pensar en una persona que tiene un hijo. Probablemente su hijo no sea perfecto, pero es su hijo. Tú eres el único hijo que Dios tiene. Y cuando tú no estás en la misa dominical, para Dios todas las iglesias del mundo están vacías, porque Él te quiere como a un hijo único. Cuando un hijo no viene a vernos, da igual que tengamos 8 hijos más, ya que la madre piensa en el único que no ha venido.
Para fra Svetozar, en el sacramento de la Eucaristia están todos los sacramentos. Así, el objetivo de la peregrinación es acercarse a los sacramentos y, en definitiva, a la Eucaristia, a Jesús. Según él, es importante para el cristiano buscar su libertad en los sacramentos, porque en ellos encuentra su razón de ser. Y para ello cita un ejemplo muy sencillo: me gustaria tener la libertad de no beber agua, pero fui creado para beber. Según Svetozar, deberiamos buscar la libertad a la luz de Dios y de los sacramentos. Porque si nuestra libertad no está fundamentada en ellos, lo estará en los pecados. Según afirma, la persona, por naturaleza, tiende a los apegos. Por tanto deberiamos analizar nuestra vida cotidiana a través de los sacramentos. Ellos nos dicen lo que debemos hacer. Y es que los mandamientos de Dios nos conducen hacia la libertad.
Fra Svetozar concluye la charla recordando que la comisión del Vaticano creada para investigar las apariciones etsá formada por 5 cardenales y 20 teólogos. Y el obispo de Mostar, reacio al fenómeno de las apariciones, ha autorizado a 11 sacerdotes a trabajar en la parroquia de Santiago Apostol de Medjugorje y reconoce que está muy orgulloso de su trabajo.
Para fra Svetozar, la cuestión definitiva de Medjugorje no son las apariciones, sino que cuando volvamos a casa nos convirtamos o no en verdaderos creyentes.